La afección del TEA se relaciona con el desarrollo del cerebro, afectando la manera en que las personas perciben y socializan con otra, generando problemas de interacción y comunicación.
El niño o joven con TEA puede tener dificultades en formar amistades o comunicarse, y puede también ser difícil para ellos entender qué conductas deben tomar en lugares específicos, por ejemplo, en la sala de clases. Esto conlleva que puedan tener afecciones como ansiedad, depresión o trastorno por déficit de atención e hiperactividad.