Para nadie es novedad lo que ha generado el COVID 19 a nivel mundial. De las enfermedades virales de la familia del coronavirus, ha sido la más complicada de tratar, ya que ha generado millones de contagiados y muertos, ha llevado a cerrar fronteras y establecer cuarentenas totales, alrededor de todo el mundo.
Efectos psicológicos de la pandemia y cómo afrontarlos
El hecho de enfrentarnos a una enfermedad altamente contagiosa, y en algunos casos mortal, nos ha forzado a acostumbrarnos a un estilo de vida distinto y nos ha generado gran preocupación. Además, varios expertos advirtieron que iba aumentar la incidencia de trastornos mentales y que las personas que ya padecían alguno, podrían sufrir recaídas.
Por ejemplo, en un estudio en China, se reportó entre otros aspectos que el 16,5% de los evaluados presentaba síntomas depresivos moderados a severos, el 28,8% síntomas ansiosos de moderados a severos y el 8,1% presentó estrés en esos mismos niveles. Respecto a Chile, las estadísticas de la Superintendencia de Seguridad Social constataron que en abril de 2020 se procesaron 95.825 licencias médicas relativas a trastornos mentales. Aquello representaría el 36% del total de licencias dadas durante ese mes a nivel nacional, incluso superando los permisos por enfermedades respiratorias y por COVID 19.
Consecuencias psicológicas de la cuarentena
Sobre los efectos psicológicos que no dan cuenta de presencia de trastornos mentales, la Asociación Española de Psiquiatría señala lo siguiente: que es posible desarrollar emociones de miedo, tristeza o preocupación debido a diversas razones, tales como:
- Miedo al contagio (ya sea a contagiarse o contagiar a otras personas).
- Rabia o ira por haber sido contagiado debido a la irresponsabilidad de otros.
- Preocupación por falta de trabajo y problemas económicos.
- Ansiedad al padecer algún síntoma que podría ser signo de tener COVID, como dificultad para respirar.
- Irritabilidad.
- Tristeza, desánimo y dificultades para dormir.
- Ansiedad por la incertidumbre acerca del futuro (sobre cuándo se obtendrá la vacuna, que ocurrirá en el ámbito laboral, etc).
- Sensación de soledad debido al encierro.
- Ansiedad por dificultades laborales, como acostumbrarse a realizar las labores mediante el teletrabajo.
- Incremento de consumo de alcohol y drogas, entre otros.
Cabe señalar que las reacciones se diferencian de persona a persona, entre otras cosas, debido al contexto en el que se desenvuelven, es decir, no reaccionará del mismo modo un profesional sanitario en constante contacto con pacientes COVID, en comparación con quien trabaja desde casa y no ha tenido contacto con personas contagiadas. Los primeros se exponen a ser contagiados, al estrés por el incremento de demanda de atención, a la frustración cuando falla algún tratamiento o fallece un paciente, entre otros factores. También pueden haber bastantes diferencias en las reacciones de quienes padecieron COVID a quienes no lo han padecido nunca, o quienes estuvieron con riesgo de morir en comparación con quienes les dio de manera leve.
Es clave recordar que experimentar algo de lo mencionado anteriormente, es esperable, debido a que estamos en un contexto poco usual y amenazante, por lo que el organismo responde emocionalmente acorde a eso. Sin embargo, si esas reacciones se extienden en el tiempo y aumentan la intensidad al punto de ver mermada su calidad de vida y su funcionamiento en las distintas esferas de su vida, es recomendable buscar ayuda profesional.
Para lidiar con esta “nueva normalidad” es preciso informarse, pero no sobreexponerse a la información, es decir, leer noticias de medios oficiales, como página webs ministeriales y no en medios que podrían difundirse noticias falsas, ni estar mucho tiempo pendiente acerca de lo que se diga o publique de la pandemia. Se recomienda también generar una rutina que permita tener espacios de recreación y esparcimiento, llevar a cabo las labores del trabajo y del hogar. También se podría retomar algún antiguo pasatiempo, realizar actividad física y hacer actividades nuevas.
En momentos de ansiedad y angustia pueden ser útiles las técnicas de relajación como la respiración profunda o la meditación.
Y lo más importante, hay que validar emocionalmente lo que sentimos nosotros mismos y los demás, verbalizar lo que sentimos y escuchar a quien lo requiera, mantener contacto con los seres queridos, si no es de manera presencial, haciendo uso de las tecnologías de la información
Es totalmente valido requerir ayuda profesional en una situación como la que estamos viviendo, sensaciones como miedo al contagio, ansiedad por la sobre información o tristeza producto de la soledad de la pandemia no dejan indiferente a nadie
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