A pesar de lo grave que es el bullying, muchos creen que es exagerado, ven a los niños como crueles y malos con sus compañeros, y felizmente preguntan: ¿quién no ha sido acosado un poco de niño? De esta forma, el bullying normaliza y naturaliza cosas que no son ni normales ni naturales. En muchos casos las secuelas y traumas de haber experimentado experiencias donde no podemos defendernos se convierte en un peso con el que es difícil lidiar y puede ir creciendo con el paso del tiempo.
¿Cómo se siente una víctima de bullying?
Las víctimas de bullying no lo pasan horrible, somatizan hasta el punto de tener auténticos dolores de estómago e incluso desarrollan intolerancias alimentarias, no quieren ir al colegio, bajan su rendimiento académico, o viceversa, lloran todas las semanas, su autoestima cae, son propensos a las actitudes sumisas y, lo peor de todo, muchas veces no expresan su dolor a nadie y en algunos casos llegan a extremos catastróficos, como el suicidio.
Muchos creen que la solución es cambiar de escuela, en parte porque el bullying puede (o no) terminar. Sin embargo, el daño ya está hecho y los efectos pueden persistir hasta la edad adulta, independientemente de cómo cambien las circunstancias sociales. En muchos casos, el acoso puede afectar la vida de los adultos. Tanto es así que en muchos casos la psiquis del acosador queda algo dañada. De esta manera, muchas veces el bullying sale a relucir cuando exploras la niñez y la juventud, y es increíble cómo uno lo expresa con vergüenza y dolor (aunque ya sea en la edad adulta). Muchas veces les resulta difícil explicar hechos específicos que vivieron o apodos que los llevaron pues son complejos severos que soportan hasta el día de hoy.
Efectos del bullying en la edad adulta
Algunas consecuencias del bullying pueden tener un efecto psicológico en la persona acosada. Tanto es así que las víctimas de bullying pueden sufrir distintos síntomas o sentimientos.
Autodegradación
Una de las principales consecuencias del bullying es la baja autoestima que se produce en estas situaciones. La mayoría, si no todas, las víctimas de la intimidación son personas que no aprecian ni se preocupan. Piensan que son feas, gordas, avergonzadas de partes de su cuerpo que consideran desproporcionadas (aunque no lo sean), se niegan a usar anteojos o peinarse de cierta manera, se han hecho cirugía estética o se sienten incompetentes, indignos de amor y aprecio o completamente inútil.
Desconfiar de los demás
Un mecanismo de defensa ante el acoso suele ser el aislamiento social. Una persona se siente completamente sola y aprende que no se puede confiar en nadie porque alguien puede lastimarlo. En la edad adulta, este mecanismo se vuelve más fuerte como un muro protector. Suelen ser personas que, a pesar de sus conexiones sociales, evitan hablar de aspectos más personales o íntimos y ocultan los problemas a los demás. De esta forma, la víctima de bullying se convierte en una persona autosuficiente que afronta el problema y, si no puede hacerlo, se detiene pero no busca ayuda por miedo a una posible traición.
Falta de habilidades sociales
El aislamiento social que sufren de niños significa que no están expuestos a situaciones sociales y pueden sentirse incómodos cuando se comunican. Tanto es así que una de las consecuencias del ciberacoso o bullying es que la persona que lo sufre tiene un aspecto raro o extraño, tiene una especie de humor especial y se ofende fácilmente con cualquier broma. También son extremadamente sensibles a las críticas, tomando cada pequeño detalle como una gran queja e insulto. Pueden parecer incómodos cuando se trata de conversaciones, cumplidos, conocer gente nueva, etc.
Evita conflictos
Debido a que las víctimas de acoso escolar infantil tienen baja autoestima, a menudo se sienten inferiores o poco eficaces, tienden a evitar los conflictos a toda costa y, por lo tanto, no suelen hablar a menos que sea absolutamente necesario o para expresar una queja. En muchos casos, una de las consecuencias de la intimidación es la incapacidad de una persona para establecer límites para los demás.
Trastornos
Llevar una mochila con todos estos efectos de bullying en la edad adulta puede dar lugar a barreras psicológicas como la fobia social, trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia, agorafobia, depresión y trastornos del estado de ánimo o ansiedad generalizada.
Busca ayuda profesional
Si fuiste acosado cuando eras niño y crees que afectó tu carácter, no necesitas castigarte. Buscar ayuda profesional para superar esta etapa y sentirte mejor. Si un niño o niña está siendo víctima de bullying recomendamos buscar la ayuda de un profesional de la salud mental para prevenir y/o tratar las consecuencias a corto, mediano y largo plazo lo antes posible.
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